miércoles, abril 24, 2024

Ernestina de 73 años fue agredida sexualmente por militares; en 2017 Felipe Calderón dijo que murió de gastritis crónica.

Esta mañana, Alejandro Encinas Rodríguez, subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración, informó que se reabrirá la investigación del caso de Ernestina Ascencio, indígena náhuatl de 73 años de edad, que vivía en condiciones de marginación y de pobreza en el municipio de Soledad Atzompa, en Veracruz, y que, por declaraciones de sus familiares, fue atacada por elementos del Ejército mexicano que incurrieron en violación de agravio a sus personas.

En ese entonces, “en palabras de Felipe Calderón, la señora Ernestina murió de gastritis crónica”.

Dijo que tras haber conversado con la fiscalía del estado de Veracruz, con la Secretaría General de Gobierno de ese estado, con la intervención de la Secretaría de Relaciones Exteriores, “hemos decidido que el informe sobre estos hechos que se presentará el próximo 3 de enero a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, establecerá que la Fiscalía General de Justicia del estado de Veracruz abrirá de nueva cuenta las indagatorias hasta agotar todas las líneas de investigación, a fin de garantizar la verdad, la justicia y la reparación integral para las víctimas”.

En tanto, la Secretaría de Gobernación coordinará ante la Comisión Interamericana estos trabajos, a fin de alcanzar con los familiares de las víctimas una solución amistosa, que permita atender a fondo esta denuncia que, por ejecución extrajudicial y violencia contra la mujer, presentaron los familiares de la señora Ernestina Ascencio para resolver de fondo este hecho y garantizar justicia, no repetición y la reparación integral del daño.

LOS HECHOS

El 25 de febrero del 2017, la hija de la señora Ernestina Asensio observó que los borregos que su madre pastoreaba regresaban solos al paraje donde vivían. Al ir a buscarla y encontrarla tirada en el suelo, le preguntó a la señora Ernestina que qué le había sucedido y ella le respondió: ‘Los soldados se me echaron encima; mija, me duele la cadera’.

La señora Ernestina fue trasladada a una unidad médica rural del Instituto Mexicano del Seguro Social que se encontraba cerrada, por lo cual tuvieron que trasladarla a la ciudad de Mendoza, en el estado de Veracruz, debido a su gravedad, en donde falleció la madrugada del 26 febrero de 2017.

De acuerdo al personal ginecológico de este hospital, se reportó que en su caso se encontró presencia de lesiones correlativas con violación vaginal y anal, incluso que sus agresores le introdujeron vía anal un objeto punzocortante que les destrozó el riñón, el hígado y el intestino. Esta versión fue confirmada por la Procuraduría General de Justicia del estado de Veracruz de entonces.

Sin embargo y de manera posterior, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos realizó una investigación y exhumó el cuerpo, llegando a la conclusión de que, por las evidencias que encontró, la señora Ernestina había fallecido por, y lo voy a citar textualmente, ‘por las alteraciones tisulares y viscerales consecutivas a anemia aguda por sangrado de tubo digestivo secundario a úlceras gástricas, pépticas, agudas, en una persona que cursaba con una neoplasia hepática maligna un proceso neumónico en etapa de resolución isquemia intestinal y trombosis mesenteril’.

Esta posición, por supuesto es inaceptable para el Gobierno de México, por lo cual queremos señalar que la posición sostenida en la reunión de trabajo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos esta semana no representa la posición del Estado mexicano, las políticas en materia de protección y garantía de los derechos humanos y no representan las instrucciones que el presidente de la República nos ha dado para atender estos asuntos.

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