viernes, abril 19, 2024

Se debe incinerar de manera correcta y segura cubrebocas y otros productos desechables que hayan estado en contacto con personas contagiadas con el virus SARS-CoV2.

El SARS-CoV-2 no solo ha generado una crisis sanitaria. También ha tenido graves repercusiones en el ámbito económico y ambiental. En este último rubro, la incorrecta disposición final de cubrebocas y material desechable utilizado en la pandemia se ha convertido en un foco de infección de Covid-19 que se suma a las toneladas de residuos sólidos que se generan en el planeta. Datos de INEGI señalan que en el Estado de México se producen alrededor de seis mil millones de toneladas de basura al año.

Al respecto, el Doctor Gerardo Ceballos González, investigador del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, señaló que si bien, es posible observar cubrebocas tirados en las calles, no representa una cantidad significativa ya que, en general, la personas han sido más responsables en su disposición final, aunque no siempre es del modo más adecuado.

En entrevista exclusiva con COMUNICADORESMX, el especialista destacó que el problema es que estos artículos se suman a las toneladas de residuos sólidos que representan un “flagelo para el planeta”, al tratarse de millones y millones de toneladas en todo el mundo. Cabe señalar que en Toluca se estima que cada habitante genera en promedio un kilo de basura diariamente.

Para evitar que sea una posible fuente de contagio, así como para disminuir las cantidades de basura que deben recoger los trabajadores de limpia, tanto de gobierno como particulares, Ceballos González recomendó incinerar de manera correcta y segura cubrebocas y otros productos desechables que hayan estado en contacto con personas con Covid.

Sin embargo, dijo que lo más adecuado es avisar a las autoridades para seguir los protocolos respectivos. Además, recomendó evitar la adquisición indiscriminada de este tipo mascarillas, ya que con un buen cuidado, pueden durar varios meses, sobre todo aquellas que son lavables.

En abril del año pasado, la Secretaría del Medio Ambiente del gobierno del Estado de México, a través de la Dirección General de Manejo Integral de Residuos, propuso a los Ayuntamientos que pañales, cepillos de dientes, toallas sanitarias, chicles, papel higiénico, toallitas húmedas, pañuelos desechables, bastoncillos de algodón (cotonetes), cubrebocas o mascarillas, guantes desechables y colillas de cigarros, entre otros, sean considerados como residuos sanitarios.

“Éstos deben ser embolsados por separado y marcados como no reciclables; lo anterior para evitar contagios si es que hubiese presencia de virus SARS-CoV2 en dichos desechos.

Durante la pandemia por COVID-19, para el correcto manejo de estos residuos, en los 17 rellenos sanitarios del Edoméx, los desechos COVID-19 deberán ser confinados en una celda de emergencia separada del resto de los residuos. El acceso en esta celda deberá ser restringido y los residuos cubiertos con tierra al final de cada día, además de que no habrá separación de residuos”, se destaca en un comunicado oficial.

A través de un artículo publicado en el sitio de noticias del Tecnológico de Monterrey, la profesora de Biología y Desarrollo Sustentable del Tec campus Estado de México, María del Carmen Hernández también señala que  el material desechable como cubrebocas, guantes y pañuelos desechables utilizados por personas enfermas o aisladas, se deben poner en una bolsa de plástico exclusiva para este tipo de desechos y cerrarse herméticamente.

“Esta basura no puede ser mezclada con otro tipo de residuos como basura orgánica, envases, papel, vidrio, entre otros, o ser abandonadas en el ambiente”,

“Al ser residuos de riesgo se debe proteger a los trabajadores y dotarlos de equipo necesario durante la crisis. En este sentido debe haber una legislación más estricta que supervise toda la cadena de desechos colecta, traslado y disposición final”.

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