martes, abril 16, 2024

Un gran número de idiomas indígenas enfrenta procesos de desaparición: Mónica Gómez, académica.

México es uno de los países con mayor diversidad lingüística del mundo. Ocupa el décimo sitio entre los estados del orbe. En América Latina, sólo después de Brasil, es la segunda nación con más lenguas originarias: 68, y siete millones de hablantes.

“Desafortunadamente, un gran número de lenguas indígenas mexicanas enfrentan procesos de desaparición y por ello es urgente el desarrollo de acciones para el reconocimiento de la diversidad cultural y el fomento del multilingüismo”, expresó Mónica Gómez Salazar, coordinadora del Seminario de Investigación sobre Sociedad del Conocimiento y Diversidad Cultural.

La académica explicó que la lengua materna o la primera es aquella que se aprende en los primeros años de vida. Recibe ese nombre porque se considera que en términos generales son las madres las cuidadoras principales y, al estar en contacto constante con los niños, les enseñan la suya, con la que interactuarán con el mundo.

“Si el niño vive en un ambiente donde se hablan dos o más, aprenderá de manera natural todas las que estén presentes y todas serán primeras. Se conservan gracias a que hay familias que las hablan”, añadió.

MIGRACIÓN

En el marco del Día Internacional de la Lengua Materna (21 de febrero), Gómez Salazar, profesora de la Facultad de Filosofía y Letras, señaló que la diversidad lingüística es un indicador de que hay diferentes comunidades culturales y grupos de personas con maneras de vivir distintas.

“Esta diversidad de formas de vida peligra, por ejemplo, cuando las familias migran a un lugar donde se habla otra que no es la propia; los niños empiezan a hablar como en aquel lugar, lo que inicia un proceso de transformación en el que sus costumbres y forma de vida se modifican tanto que, con el tiempo, cabe la posibilidad de abandonar la lengua transmitida por los padres.”

Ante ello, Gómez Salazar resaltó: “Los hablantes de las lenguas indígenas mexicanas realizan grandes esfuerzos para mantener y revitalizar el uso de las suyas en diferentes espacios, enfrentan grandes retos y obstáculos que amenazan la existencia misma de la diversidad cultural y muestran las profundas deudas que tenemos con ellos, sobre todo en el reconocimiento de sus derechos lingüísticos”.

Al abundar sobre el tema puso el ejemplo de la educación que reciben los hablantes de idiomas indígenas: “Lamentablemente es lo que a diario enfrentan las comunidades originarias al tener que decidir entre abandonar una educación oficial en español o tener que dejar de hablar el suyo para educarse”.

“Esta historia se repite en los medios de comunicación donde predomina el español, se repite también en el sistema de justicia en el que todos los procesos se llevan en castellano, aun para personas que no lo hablan. En el sistema de salud, los miembros de comunidades indígenas al ir a los hospitales no pueden explicar al médico su malestar en su propia manera de hablar.”

En opinión de la académica, al predominar en nuestro país el castellano por encima de cualquier idioma indígena, los hablantes viven una doble injusticia: “No pueden acceder a la educación, a la comunicación o a la atención médica porque los educadores y médicos no hablan como ellos; y dos, si quieren estos servicios sufren la injusticia de tener que dejar de hablar su lengua materna”.

Para concluir, Mónica Gómez subrayó que una vía para comenzar a transformar este escenario es formar profesionales en diferentes idiomas indígenas. Si empezamos a contar con personas multilingües en los distintos ámbitos, además de formar equipos transdisciplinarios para abordar los problemas de la sociedad mexicana con una perspectiva intercultural, podremos contribuir al respeto por la diversidad lingüística a partir de su preservación.

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