sábado, abril 20, 2024

Grupos feministas han sugerido que para lograr cambios es necesario contar con un triángulo de oro, que tiene en un extremo la protesta, en el otro la academia y en el último las funcionarias.

Por Diana Saavedra

Los cambios culturales en cualquier sociedad llevan tiempo, y aunque en materia de feminismo ha habido avances, aún falta mucho por hacer, consideró Marta Lamas Encabo, del Centro de Investigaciones y Estudios de Género.

La investigadora destacó que desde hace tiempo grupos feministas sugirieron que para lograr estos cambios es necesario contar con un triángulo de oro, que tiene en un extremo la protesta, en el otro la academia y en el último las funcionarias.

“No basta con la protesta, hay que articularse y organizarse también”, subrayó la antropóloga luego de la charla Identidad de Género, organizada por la UNAM Campus Morelos como parte de las actividades por el Día Internacional de la Mujer.

Este modelo, añadió Lamas Encabo, se vio hace poco en Argentina con la legalización del aborto, para lo cual se realizaron estudios académicos, el gobierno con la promesa de campaña y un gabinete con feministas que impulsaron políticas concretas, además de las protestas conocidas como la marea verde en la calle.

“Eso es lo que me gustaría que pasara en México. Creo que empezamos a tener algunas personas feministas en el gobierno que tratan de empujar las cosas, el movimiento en la calle que no está tan articulado como en Argentina, y sí tenemos en la academia muchas investigadoras e investigadores revisando los temas. Espero que en algún momento se dé la sinergia”, reflexionó.

La fundadora del Instituto de Liderazgo Simone de Beauvior apuntó que en el país los movimientos feministas han logrado avances importantes, pero aún falta mucho por hacer, pues “los cambios culturales son muy lentos; veo un cambio y eso es lo que me pone contenta, porque ya cayó el veinte de que debemos construir una sociedad menos desigual o discriminadora”.

Por mucho tiempo, recordó, el género (ser hombre o mujer) ha sido utilizado como un pretexto para discriminar y negar derechos a los ciudadanos, como se puede apreciar en el mundo islámico, donde por el hecho de ser mujer no se tiene derecho a votar o ser votado, a tener un empleo o una educación adecuada.

El feminismo no es sólo un posicionamiento en las calles, sino además que éste sea ético filosófico, por lo que “todos, todes y todas estamos incluidos”.

Uno de los principales desafíos que presenta la diversidad humana es reconocer que todas las personas somos diferentes y que cada uno tiene el derecho a desarrollar su individualidad, enfatizó Lamas Encabo.

La autora de Cuerpo, sexo y política señaló que desde hace tiempo la representación binaria ha sido rebasada, pues “no todos los machos biológicos automáticamente se convierten en hombres, ni todas las hembras biológicas se convierten en mujeres, pues cada vez hay más personas con identidades disidentes”.

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