jueves, abril 18, 2024

Se han observado más de 20 especies de murciélagos habitando cerca de Ciudad de México y lo más curioso del caso es que los de nariz larga se localizaran tan adentro de la urbe.

Hace tres décadas, Fernando Gual Sill, profesor de la Facultad de Veterinaria y actual director de Zoológicos de Ciudad de México, sembró en uno de los hábitats del Zoológico de Chapultepec tres cactus columnares que, con el tiempo, no sólo han crecido, sino que además han atraído la presencia de murciélagos de nariz larga (Choeronycteris mexicana).

El hecho fue documentado recientemente por expertos del Instituto de Ecología, encabezados por Rodrigo Antonio Medellín Legorreta, investigador del Laboratorio de Ecología y Conservación de Vertebrados Terrestres.

Si bien se han observado más de 20 especies habitando cerca de Ciudad de México, lo más curioso del caso, precisó el universitario, es que los de nariz larga se localizaran tan adentro de la urbe.

“Este hallazgo en Chapultepec es fascinante porque indica que han podido penetrar mucho más a la mancha urbana de lo que hubiéramos pensado. Ya el año pasado un par de mis alumnos encontraron en un agave floreciendo, en Tlalpan y Viaducto Piedad, a murciélagos polinívoros”, relató.

En 1994 esta especie fue incluida en la Norma Oficial Mexicana como amenazada, igualmente los llamados magueyeros, los cuales, mediante un programa de rescate, se logró su recuperación.

Del murciélago trompudo se conoce poco, su distribución es amplia porque va del sur de Estados Unidos a casi todo México, en particular en las regiones subtropicales y llega hasta Guatemala, El Salvador y un parte de Nicaragua, apuntó el ganador del Premio Whitley a la Conservación de la Naturaleza.

“Sabemos que se alimenta del néctar y polen de las flores, parece ser migratorio porque de repente aparece y desaparece de zonas en particular, pero no sabemos a qué corresponden sus movimientos; sus colonias son muy chiquitas, de una docena o dos, así que este proyecto nos da oportunidad de aprender más sobre la especie y cómo ayudarla.”

El también profesor de la Universidad de Columbia contó que los murciélagos de nariz larga han sido avistados, además, en el Jardín Botánico de la UNAM donde hay agaves, cazahuates y cactus floreciendo.

El reciente avistamiento se dio en los cactus columnares que se encuentran en el hábitat de las hienas café dentro del Zoológico de Chapultepec.

Tras recibir apoyo de los titulares del zoológico, los especialistas colocaron cámaras trampa en Chapultepec, las cuales revelaron la presencia de los mamíferos. Y entonces se preguntó el investigador: ¿cómo encontraron esos cactus en medio de la Ciudad?

Por ello, cuando la pandemia lo permita iniciará un estudio que revisará mensualmente su presencia en los jardines botánicos de la UNAM y de Ciudad de México; así como en los zoológicos de Chapultepec, Aragón y de los Coyotes.

 

Al abundar sobre esta indagación, dijo: “En esos cinco lugares haremos monitoreos para ver cuándo llegan, cuándo se van, cuánto alimento tienen disponible, si hay agaves o cactus o cazahuates floreciendo, que son las plantas que les dan de comer”.

Lo anterior, añadió Medellín Legorreta, posibilitará aprender más acerca de su biología, las necesidades para su conservación y cómo ayudarla para que se recupere y se retire de la lista de especies en riesgo.

Los murciélagos cumplen un papel importante en la naturaleza, destacó, porque la mayoría come insectos (polillas, mosquitos, palomillas, escarabajos, chinches, entre otros), su presencia elimina plagas y es un servicio que tiene que ser reconocido.

Algunos se alimentan de tejocotes, capulines y frutos naturales en los ecosistemas de la ciudad, lo cual permite la distribución de las semillas; otros del néctar de las flores que hacen posible el crecimiento y florecimiento del tequila, mezcal y los agaves en general.

Este hallazgo es fascinante porque indica que han podido penetrar mucho más a la mancha urbana de lo que se pensaba

CIENCIA CIUDADANA

Medellín Legorreta refirió además el plan para invitar a la sociedad –cuando las condiciones sanitarias lo permitan– a participar en las iniciativas de ciencia ciudadana, para que instalen comederos de colibríes y plantas amigables con los polinizadores, pues estos lugares son visitados por murciélagos e insectos que ayudan a la biodiversidad.

“Pueden marcar en qué nivel quedó el comedero en la noche y dónde está en la mañana, si bajó mucho tienen murciélagos y que nos lo reporten. Tenemos mucho qué hacer, es una actividad que involucra a la familia, pónganle atención a su jardín.”

Cada año, en el verano, el científico y su equipo implementan el programa Noches de Murciélagos; hacen recorridos con detectores de estos animales, los cuales pueden encontrarse inclusive en la plancha del Zócalo capitalino y en Palacio Nacional.

“En toda la ciudad los hay, coexisten con nosotros. Tenemos que darles espacio y aprender a conocer a nuestros vecinos. Estamos usando unos detectores que se conectan en el teléfono celular y lo convierte en un localizador de murciélagos”, concluyó.

Notas Relacionadas