viernes, marzo 29, 2024

Matanza de 30 perros en San Mateo Atenco, asunto que no interesa al alcalde Julio César Serrano González.

Por Gabriela Landetta

Los animales nunca han sido prioridad para las autoridades de San Mateo Atenco. Ejemplo de ello es la reciente matanza de al menos 30 perros que fueron envenenados entre la noche del 7 y la madrugada del 8 de junio en el Barrio La Magdalena. El hecho, denunciado por vecinos de la zona, no ha merecido la atención del alcalde Julio César Serrano González, más preocupado tal vez, por haber perdido las elecciones del 6 de junio.

Como la atención a los perros que están en situación de calle no ha sido prioridad de los gobiernos locales de San Mateo, desde el momento en que no se cuenta con un centro de control y bienestar  animal, similar a los que existen en otros municipios como Toluca (el mejor de ellos) o Metepec,  los particulares han tomado cartas en el asunto y con recursos propios se han encargado de llevar a esterilizar a cuanto perro han podido y a muchos de ellos los han dado en adopción.

Sin embargo, el problema nunca termina. La irresponsabilidad de la gente que tiene perros y no los cuida debidamente,  así como de otra  que va y “tira” a los animales que ya no quiere por ese rumbo, ha provocado que la población canina  lejos de disminuir, siga en aumento. “Cuando ya se tiene cierto control van y dejan más perros”, denuncia unas de las vecinas que  ha participado activamente en pro de estos animales, quien por seguridad prefirió mantener el anonimato.

Los perros que mataron no eran de nadie: eran de todos. Aunque estaban en la calle, la mayoría ya habían sido esterilizados y eran alimentados por varios habitantes de la calle Francisco Javier Mina. Tras varios años de labor en favor de los canes, varios vecinos que al principio criticaban esas acciones, comenzaron a sumarse a la causa  y  adoptaron al menos a uno de esos perros sin hogar.

La indignación por el cobarde hecho que cobró la vida de tantos peludos llevó a sus cuidadores a presentar una denuncia ante el Ministerio Público, al considerar que el maltrato animal, como lo ocurrido en este caso,  es tipificado por ley como delito.

No obstante, en el Ministerio Público de Lerma “solo les dieron atole con el dedo”. A la primera persona que fue a presentar la denuncia ni siquiera la dejaron entrar a las oficinas con pretexto de las medidas sanitarias por la pandemia. Una segunda interesada fue después para  insistir con la demanda, pero la atendieron en el estacionamiento  y le aseguraron que se actuaría en coordinación con el ayuntamiento para esclarecer los hechos.

La intervención de la Procuraduría de Protección al Ambiente del Estado de México, Propaem, tras enterarse de los hechos a través de redes sociales, permitió conocer que en el MP de Lerma ni siquiera habían levantado la denuncia por el asesinato de esos 30 animales.

“Nos tomaron datos y todo y nunca la levantaron (…)nos contacto #PROPAEM, quienes se ofrecieron a asesorarnos para interponer formalmente la demanda, volvimos a ir a #AgenciaDelMinisterioPublicoDeLerma y nos dijeron algo así: que esa dependencia atiende otro tipo de denuncia, que lo hiciera por internet si quería”, señaló una de las quejosas en redes sociales.

A través de uno de sus abogados,  la Propaem los apoyó para levantar la denuncia correspondiente, pero en el MP que está en Centro de Justicia para las Mujeres de Toluca, donde sí se inició la carpeta de investigación correspondiente.

“Todavía oigo  llorar desesperada a mi vecina querida cuando encontró a la cachorra negra; todavía puedo ver la carita de la niña de la tienda cuando no encontró a la perra con la que jugaba y su mamá le dijo que lo más seguro es que la habían matado; todavía escucho a mi vecina llamando como loca a una veterinaria porque la perrita que adoptó estaba envenenada; todavía se me salen las lágrimas cuando escribo esto. Esos perritos no eran basura, eran seres vivos que merecían respeto y trato digno”.

Así lo expresó en su redes sociales la usuaria Lu On,  una de las personas que durante años ha brindado atenciones a los perros sin hogar de esa zona de San Mateo Atenco, una semana después del trágico acontecimiento. A pesar de que se  ha buscado contacto con las autoridades municipales para tratar el tema, esto no ha sido posible.

Y es que la duda está en el aire. Una persona que iba rumbo a su trabajo reconoció a un trabajador del ayuntamiento como uno de los individuos que, sospechosamente, a temprana hora del martes 8 de junio, empezó a recoger los cuerpos de los animales muertos.

Sin embargo, no hay pruebas –al menos no todavía- que vinculen al gobierno municipal con lo sucedido. Tampoco es posible confirmar la hipótesis que tienen algunos lugareños sobre los motivos que hubo para matar a tantos perros: los animales estorban a los fraccionadores de terrenos, su permanencia impide la construcción de más y más casas. La moneda está en el aire y los resultados de las investigaciones podrían dar respuesta a esas dudas.

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