viernes, marzo 29, 2024

Con la construcción de proyectos de infraestructura que cuentan con deficientes y en algunos casos nulos peritajes de impacto ambiental,  se está poniendo en jaque nuestros ya de por sí escasos recursos naturales.

Por Alejandro Martínez de la Cruz

El accidente (negligencia) de la ruptura de una sonda submarina en el golfo de México, cerca de las costas de Campeche deja de evidencia dos cosas, la primera: que a este gobierno poco le importa transformar a nuestro país en uno amigable con el ambiente y promotor e innovador de las energías renovables, y segundo: que solo gobierna durante las dos horas que dura su conferencia mañanera.

Analicemos el primer punto, de entrada sabemos que este será el sexenio más violento e injusto de México, aún con los datos con los que cuenta el presidente sale quedando a deber en materia de seguridad, en materia de salud pues trae cargando a cuestas los cerca de 600 mil muertos por la pandemia, aunado a los enfermos de cáncer y demás enfermedades que no están siendo atendidos por el desabasto de medicamentos, de personal y de instalaciones adecuadas, y así podemos continuar con infraestructura, educación, empleo, economía y la peor de todas como siempre es ecología.

Con la construcción de proyectos de infraestructura que cuentan con deficientes y en algunos casos nulos peritajes de impacto ambiental,  están poniendo en jaque nuestros ya de por sí escasos recursos naturales y en severo riesgo miles de especies de flora y fauna, y quizás suene repetitivo pero es importante resaltar que este problema de falta de políticas públicas en materia medio ambiental no es tema del gobierno de López Obrador, traemos arrastrando está falta de interés y de preparación en materia ambiental de gobiernos pasados, que ya sea por falta de personal capacitado, por omisión o falta de interés se suprime o en el mejor de los casos se relega a los demás órdenes de gobierno o instancias de la sociedad civil.  

Lo ocurrido en las costas de Campeche en el golfo de México con la explosión de una sonda de gas, que originó la  creación de un ojo de fuego en la superficie del mar, traerá consigo una ola de severos problemas ambientales no solo para México, sino para el mundo entero, aunque las llamas y el desastre se controló relativamente rápido, las consecuencias y daños reales se verán hasta tiempo después, y en sí mismo AMLO no tiene la culpa, sin embargo, su culpa radica en el hecho de tener ya como gobernante una empresa maltrecha y sin mantenimiento real, además de secretarios de estado preocupados por complacerlo que por hacerle ver la verdadera gravedad del asunto.

 El podrá culpar a los gobiernos del pasado, por tener una empresa como Pemex en malas condiciones es en sí culpa de este gobierno, pero, tampoco es como que él está invirtiendo mucho tiempo y dinero para sacarla a flote, no solo a Pemex sino el país entero, el cual se le está deshaciendo en las manos y de nadie será la culpa más que de él, por su incapacidad de gestionar y gobernar, no nos sorprenda que no cambie de parecer ante cancelar la refinería de Dos Bocas Tabasco un proyecto sin  futuro en un mundo que mira hacia adelante en energías más amigables con el ambiente, pues si no cambia de parecer es por su personalidad y edad, porque seamos realistas escogimos un presidente con la edad suficiente para aferrarse y cegarse a la realidad y negarse a mirar un futuro que él no vera.

Y es parte del segundo punto, pues en sus conferencias mañaneras deja ver qué es un anciano terco, que vive de recuerdos pasados, los psicólogos nos diría que le hubiera gustado gobernar en los tiempos que tanto le gusta recordar, en el maderismo, el porfiriato, el Maximato, por ello habla tanto del pasado, se proyecta en esos tiempos, y quizá en ese entonces si hubiera sido el mejor presidente, pero en un mundo donde todo gira en torno a lo moderno, a lo plural, un presidente de “solo mis chicharrones truenan”, no cuadra y menos embona con generaciones críticas y que ya lo vemos como una amenaza no para el presente de México pero si para el futuro.

Los cambios climáticos y de gobierno para bien, dependen de las nuevas generaciones, pero eso solo sucederá cuando las generaciones más añejas dejen el camino libre para los que tenemos ganas de moldear un nuevo mundo, AMLO es un claro ejemplo de ese dicho que a la letra dice “un niño que no lee es un adulto mentalmente empobrecido”.

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