viernes, abril 19, 2024

Los niños con trastorno de ansiedad por separación temen perderse de su familia o temen que algo malo le suceda a un miembro de su familia si se separan de ellos.

Por Laura Águila Franco                                                           

@laura_aguila

El trastorno de ansiedad por separación (SAD, por sus siglas en inglés) se define como la preocupación y temor excesivos de estar separado de los miembros de la familia o individuos con los que el niño está más ligado.

Los niños con trastorno de ansiedad por separación temen perderse de su familia o temen que algo malo le suceda a un miembro de su familia si se separan de ellos. Los síntomas de la ansiedad o temor a ser separados de los miembros de su familia deben durar por un período de al menos cuatro semanas para ser considerados SAD, y se distingue de la ansiedad por extraños, que es normal y por lo general la experimentan los niños entre los 7 y 11 meses de edad. Los síntomas del SAD son más graves que la ansiedad de separación normal que casi todos los niños experimentan en algún grado entre las edades de 18 meses y 3 años (Stanford School of medicine, Lucile Packard Children´s Hospital).

El pasado lunes 30 de agosto las escuelas volvieron a abrir sus puertas después de poco más de 17 meses debido a la medida de confinamiento por la pandemia de COVID-19. Meses complejos en donde se han tenido que realizar ajustes importantes en los estilos de vida y organización de las familias y de los hogares, frente a una importante cantidad de desafíos inusuales.

Y uno de los primeros factores a los que había que enfrentarse en el retorno a clases presenciales, lo representó el “abandonar” un ambiente seguro para enfrentar la pandemia, mayormente libre de contagio como era la casa, el estar con sus familiares, y con la probabilidad de poder generar ansiedad en algunos estudiantes por este cambio tan radical, principalmente en los de menor edad.

Entre los rasgos observados de acuerdo con información de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a través de la Facultad de Psicología (FP), se encontraron irritabilidad (estado emocional en el que una persona tiene un temperamento explosivo y se molesta o enoja fácilmente) y ansiedad (preocupación y miedo intensos, excesivos y continuos ante situaciones cotidianas). Es importante señalar que estas manifestaciones no se percibieron en el total de los alumnos que regresaron a clases presenciales, no se debe olvidar que el número de estudiantes que decidió continuar clases en casa ha sido mayor que el que regresó a los planteles educativos.

Los comentarios escuchados con mayor frecuencia fueron el miedo al contagio, y la ansiedad por la separación momentánea de los padres y/o cuidadores, así como sentir preocupación por cómo sería el trabajo en las escuelas, a lo que las expertas en Conducta Infantil de la Facultad de Psicología de la UNAM indicaron que algunos menores pueden reafirmar o mejorar algunas habilidades y fortalezas en su regreso a las aulas.

Es cierto que los niños se acostumbraron a estar en casa, tomando clases desde un ambiente “cómodo”, sin tener que utilizar una mascarilla durante la jornada, y tener que mantener una distancia entre unos y otros, y después de más de 17 meses, ya se encontraban más que habituados, el regresar a las aulas y verse en la necesidad de respetar ciertos protocolos de seguridad e higiene, aunado a la separación de sus hogares como un lugar seguro, y de las personas que los atendían y cuidaban,  el tener que adaptarse a nuevas necesidades y horarios híbridos, desata en algunos el cuadro de ansiedad antes mencionado. Estos son miedos realistas que comparten también muchos adultos, pues los padres también saben que existe un riesgo real de que se suspenda la escuela presencial si esto lleva a nuevos brotes de coronavirus.

Por un lado, para algunos niños es emocionante el regreso a las escuelas después de tantos meses de confinamiento en casa, y eso tal vez constituya un factor para superar los cuadros de ansiedad, aunque en aquellos niños, niñas y adolescentes que ya la presentaban, serán más propensos a agudizarla.

¿Cuáles son los síntomas del trastorno de ansiedad por separación?

Hay síntomas comunes para identificar el SAD, y hay que recordar que cada niño, niña y adolescente puede experimentar y presentar síntomas de formas diferentes, entre los más frecuentes se encuentran:

  • Rehusarse a dormir solo
  • Pesadillas repetidas con un tema de separación
  • Angustia excesiva cuando se presenta o se anticipa la separación del hogar o de la familia
  • Preocupación excesiva sobre la seguridad de un miembro de la familia
  • Preocupación excesiva sobre perderse de la familia
  • Rehusarse a ir a la escuela
  • Temeroso y renuente a estar solo
  • Frecuentes dolores de estómago, cefaleas u otra quejas físicas
  • Dolores o tensión musculares
  • Preocupación excesiva sobre la seguridad de sí mismo

Steven Meyers, maestro de psicología de la Universidad Roosevelt, en Illinois, Estados Unidos, expresa que “el apego es una respuesta instintiva a la amenaza y la ansiedad percibidas…Los niños tienen esto codificado en su biología y puede ser provocado por el estrés y la incertidumbre de una pandemia global”.

Niños y niñas alrededor del mundo están experimentando un cambio que rompe con la socialización a la que se habían acostumbrado. La ausencia en las aulas, clases deportivas o de música; la convivencia en reuniones, parques, deportivos o plazas comerciales, se han sustituido con plataformas de videoconferencia como Zoom, pero estas no ofrecen la misma experiencia de la convivencia y socialización en persona.

Para brindarles apoyo ante estos cuadros de ansiedad, va a ser fundamental crear una buena comunicación, que los papás sean abiertos sobre lo que puede pasar. Debido a que la pandemia es una situación fuera del control de todos, es imposible saber si una vez que los niños han retornado a clases la probabilidad de un rebrote se incremente y estos tengan que regresar de nuevo a las clases virtuales. Hablar sobre las posibilidades de este panorama ayudará a que sepan qué esperar y les ayude con su ansiedad. Estar en constante comunicación con los maestros también es muy importante. No sólo puede ayudar a las familias a entender más sobre el proceso de regreso a clases pero también ayudará a informar a los maestros si un alumno sufre de ansiedad, de esta manera su maestro podrá prestar más atención.

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