viernes, abril 19, 2024

La educación presencial y a distancia no son iguales, en cada una se requiere construir un ambiente educativo diferente.

Por Laura Águila Franco                                                           

@laura_aguila

A lo largo 20 meses que se ha trabajado arduamente para adaptarnos a una situación extraordinaria como consecuencia de la pandemia por Covid-19, el sector educativo se vio en la urgente necesidad de aplicar estrategias emergentes que han permitido dar continuidad a los procesos de enseñanza aprendizaje en todos los niveles educativos. Las enseñanzas en este ámbito han sido bastante significativas, debido a que han transparentado que transmitir clases de forma remota o en línea, no es igual a desarrollar un programa de educación formal a distancia que necesita una estructura perfectamente diseñada. La educación presencial y a distancia no son iguales, en cada una se requiere construir un ambiente educativo diferente que impactará en el ritmo y nivel de aprendizaje de los estudiantes así como en el trabajo pedagógico de los docentes, y por ende en el logro de de los objetivos programáticos e institucionales, siendo el uso de la tecnología lo que ha ayudado a marcar esa diferencia, convirtiéndose en una herramienta “mediadora” en este proceso de educación a distancia, empujando a la sociedad hacia un cambio de paradigma en la vida cotidiana.

Con la reapertura de las escuelas, con el apremio de continuar innovando y readecuando estrategias para cubrir las necesidades de la comunidades escolares y de los estudiantes en particular, se optó por un modelo híbrido, con la intencionalidad de conservar la riqueza de lo aprendido durante la educación en línea. La principal directriz de este modelo es buscar integrar la enseñanza presencial y en línea desde la perspectiva de un mismo programa formativo, colocando en el centro de este proceso al estudiante, promoviendo su desarrollo autogestivo y el trabajo colaborativo, sin embargo, al estarse dando el desconfinamiento paulatino de los centros escolares, este modelo ha ido quedando atrás, en la medida en que avanza en retorno a las escuelas, y se observan nuevas demandas.

El cambio ahora se dirige hacia el liderazgo de una “escuela sin límites”, que requiere habilidades de liderazgo para guiar a las comunidades educativas a transitar exitosamente en ambientes complejos como los vividos por la pandemia. Para evolucionar hacia este modelo se precisa de una visión clara hacia dónde se quiere llegar, asignando un sentido verdadero a los propósitos educativos, para así ser capaz de estructurar los esfuerzos de un equipo de trabajo hacia la dirección adecuada. El o la líder de una “escuela sin límites” se preocupa y ocupa por promover la curiosidad de su equipo, requiere manifestar empatía para entender a cada uno de los integrantes de su comunidad, manteniendo la mente abierta para explorar y descubrir nuevos caminos, plenamente consciente de que la inercia no tiene cabida en un mundo tan rápidamente cambiante.

La persona líder de un centro educativo que aspire a ser una “escuela sin límites” expresa amplia capacidad para, con base en su experiencia, abordar las problemáticas desde una perspectiva holística, comunicando con precisión, claridad y detalle la información que se necesite en todo momento. Requiere también tomar decisiones con rapidez y agilidad, dando respuesta a eventos y circunstancias emergentes y cambiantes, privilegiando y resaltando la colaboración entre todo el equipo de trabajo, conformando así la concepción de una escuela con capacidad de funcionar y resolver situaciones en cualquier escenario posible, de manera inmediata, efectiva y positiva, es decir, “una escuela sin límites.”

De este modo, una escuela sin límites cuenta con tecnología y metodologías pedagógicas innovadoras, que le van a facilitar estar siempre preparada para dar respuesta a los contratiempos de forma inmediata y eficaz, sin que el origen de la problemática la detenga, con una estructura que deja un mínimo margen para improvisar actividades.

En una escuela sin límites se promueve la enseñanza y el aprendizaje de manera fluida, en las áreas pedagógica, tecnológica y organizacional, para estar siempre preparados para trabajar en las diferentes modalidades que se requieran. Se encuentra un paso adelante del modelo híbrido, debido a la agilidad y flexibilidad con que se conforma, ya que rompe barreras entre lo presencial y lo digital, creando espacios y ambientes educativos que permiten transitar de un modelo a otro sin obstáculos que compliquen o detengan el proceso de aprendizaje de los estudiantes. En este modelo organizacional, se considera un desarrollo integral capaz de potenciar el aprendizaje 360º, que significa “aprender a ejecutar habilidades de convivencia y trabajo en equipo, aprendizaje de aptitudes y talentos, enseñanza de adaptabilidad, comunicación emocional y creativa, y el desarrollo mental y cognitivo”, dentro de un ambiente donde se trabaje también las competencias y habilidades físicas y emocionales.

La riqueza de una escuela sin límites también radica en que todos los actores involucrados en el proceso educativos de las y los estudiantes, participan de manera activa y constante: padres de familia, docentes, directivos, personal administrativo y de apoyo, haciéndolos parte esencial de este trabajo, y promoviendo una comunicación clara y fluida de los objetivos, metas y prioridades del modelo implementado, subrayando que lo fundamental es ser capaces de adaptarse positiva, creativa y eficazmente a cualquier eventualidad que se presente en el futuro inmediato, sabedores de que el éxito de implementar este modelo, estará basado en la organización y el puntual desempeño de todos los involucrados, reconociendo y valorando  que cada uno de los participantes vivirá la experiencia considerando sus emociones, percepciones y vivencias personales.

Como puede observarse, la educación debe reinventarse e innovarse, el aprendizaje que la pandemia ha brindado en esta área es grande y de gran envergadura, los espacios educativos ya no volverán a ser los mismos,  por lo tanto, los programas académicos, formación docente y las estrategias educativas precisan de transformarse para dar respuesta a las necesidades actuales y favorecer el intercambio cultural y científico en cualquier escenario en donde se vaya a desarrollar el proceso educativo.

 

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