sábado, abril 20, 2024

La OPS considera que la pandemia podría borrar más de 20 años de avances en cuanto a decesos de mujeres en gravidez.

Por Diana Saavedra   

Con un aumento de más de 40 por ciento de fallecimientos, la COVID-19 ha desplazado a las hemorragias y la preeclampsia como principales factores de muerte para las mujeres embarazadas, informó María de los Ángeles Torres Lagunas, de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia (ENEO).

El Observatorio de Mortalidad Materna de México reporta que a la semana 30 de este año se han registrado 524 muertes por COVID-19, cifra mayor al mismo periodo, pero de 2020, cuando ocurrían 460 muertes por esa causa.

Esta información fue recientemente confirmada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que advirtió que la continua interrupción de los servicios de salud para las mujeres debido a la COVID-19 podría borrar más de 20 años de avances en la reducción de la mortalidad materna y limitar el acceso a la planificación familiar.

En el marco del Día Internacional de la Obstetricia y la Embarazada, que se celebra mañana 31 de agosto, Torres Lagunas destacó que luego de un año con ocho meses de la pandemia se sabe que las embarazadas y puérperas tienen mayor riesgo de presentar formas graves de COVID-19, debido a que conforme el feto crece desplaza estructuras del diafragma, lo que de por sí reduce la capacidad respiratoria de la mujer.

Dijo que es necesario tener mayor cuidado a partir del segundo trimestre del embarazo y tomar todas las medidas de seguridad (lavado de manos, uso de cubrebocas y gel desinfectante, sana distancia), además de mantener la atención obstétrica regular por vías que no impliquen la visita a centros de salud.

“Debemos cambiar el paradigma de atención, tenemos que utilizar los medios electrónicos, los indicadores que traen esos medios, el uso de la tele- medicina, del WhatsApp, los números de emergencia y algunos otros como la línea materna que da la Secretaría de Salud.”

El seguimiento virtual permitiría limitar muchos problemas o comorbilidades que se dan durante el embarazo, como son la preeclampsia, diabetes gestacional y parto pretérmino, especialmente en el segundo y tercer trimestres, y realizar esta labor va de la mano con un compromiso cada vez mayor que las mujeres tienen de cuidado en el embarazo, consideró.

La experta en preeclampsia explicó que, si bien se entiende que no todos tienen recursos económicos para comprar equipos de monitoreo del pulso, niveles de glucosa, temperatura u oxigenación en sangre, sí es cierto que una gran mayoría cuenta con un teléfono celular al que se puede enviar un mensaje para ofrecer un seguimiento prenatal, que identifique riesgos y limite daños durante el embarazo.

La jefa de la División de Estudios Profesionales de la ENEO recordó que las medidas de protección no deben dejarse de lado durante embarazo y lactancia, pues ya varios estudios han probado que no ocurre la transmisión vertical del virus de la madre al feto, y que las mamás pueden lactar al neonato.

 

DE BOCA Y NARIZ

Si llegaran a presentar la COVID-19 en el periodo de lactancia, pueden infectar a su bebé al hablar, toser o estornudar enfrente del neonato si no se usa cubrebocas, pues la transmisión del virus es por las gotas que se expulsan de boca y nariz (aerosoles); por lo tanto, aun en el hogar se deben extremar las medidas de protección para no contagiar.

Debido a que aproximadamente 70 por ciento de los embarazos en México son de bajo riesgo, y que las posibles complicaciones son mínimas para este grupo, ellas serían candidatas idóneas para un cuidado prenatal mixto por enfermeras obstetras y parteras que incluya monitoreo virtual y visitas prenatales a domicilio. Esto prevendría riesgos de contagio durante el embarazo y daría mayor protección y seguridad a la mujer y su familia, concluyó.

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