viernes, abril 19, 2024

Capitalinos han consumido 140% más de agua embotellada durante la pandemia.

Además de contagios y fallecimientos, la pandemia del COVID-19 que azota al mundo ha provocado en la Ciudad de México un gasto adicional debido a la compra de agua embotellada, ya que se estima un incremento de 140 por ciento en el consumo, es decir, que de dos o tres garrafones semanales por familia se pasó a cinco o siete por el confinamiento, señala la doctora Delia Montero Contreras, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Este aumento se ha combinado con el desempleo y la disminución del ingreso, lo que agrava más la situación en los segmentos sociales más pobres, como sucede en la Alcaldía Iztapalapa, donde los hogares destinaban un promedio de 226 pesos mensuales y ahora de 546 pesos en los meses de encierro.

La académica del Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa expone que los gobiernos local y federal deberían proporcionar vales para la adquisición de este producto, con el fin de ayudar a afrontar esta situación, sobre todo en los casos de quienes han perdido el empleo, ya que se trata de un desembolso diario que incide en forma negativa en aquellos con menores posibilidades económicas y que han padecido mayores índices de contagios, hospitalizaciones y defunciones.

Iztapalapa llama la atención por sus altos consumos de agua embotellada, bajas percepciones salariales, así como elevados niveles de trabajo informal; es a la vez una de las zonas con mayores contagios y defunciones a nivel nacional, resultado de la emergencia sanitaria en la capital.

En la alcaldía Gustavo A. Madero, durante la pandemia cada hogar destina 435 pesos a dicho bien –por el cual no se debería de pagar nada si el agua de la llave fuera de calidad– “por lo que si comparamos la tarifa en Iztapalapa –que es de 106 pesos– con la de aquella demarcación –159 pesos– y lo que gastan en la envasada, ésta última resulta 2,500 veces más cara”.

El volumen de metros cúbicos que se paga por los derechos del recurso “comprende todos los usos en el hogar, mientras que la embotellada representa sólo dos por ciento del total, debido a lo cual resulta muy cara, aun cuando sea adquirida en las purificadoras”, que suelen ser más económicas.

La investigadora califica de escandaloso que México ocupe el primer lugar a nivel mundial en consumo per cápita de agua embotellada, la alcaldía Iztapalapa registra un consumo de 575 litros por persona al año –que actualmente es mayor–debido a la incapacidad del organismo operador de proveerla potable.

Esto significa que los ciudadanos tengan que desembolsar por algo que el gobierno debe proporcionar en cantidad y calidad suficientes, a través del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex).

Para un cambio en una práctica generada por fenómenos naturales, como fue el terremoto de 1985 que dañó las tuberías, se requieren información y transparencia sobre la calidad del líquido, lo que “es sólo posible con voluntad política”, además de que la sociedad reconozca la enorme erogación que hace en este producto, apuntó la doctora Montero Contreras en su artículo El consumo de agua embotellada durante la pandemia de COVID-19.

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