sábado, abril 20, 2024

Iván está acusado de robo con violencia y fraude; no hay pruebas en su contra y la vida se le va en el penal de Chalco.

Después de varios meses de trabajar como ejecutivo de ventas, Iván fue ascendido a gerente de Banco Azteca en una sucursal de Xochimilco en la Ciudad de México.

Su nuevo puesto lo motivó a desempeñar su trabajo con mayor entusiasmo en un horario de 8 de la mañana y hasta las 21:00 horas, prácticamente cuando cerraban la sucursal y sólo descansaba los miércoles, día que le dedicaba a su familia y sobre todo a su pequeño hijo de cuatro años.

Luego de tres años y medio trabajando para Banco Azteca, propiedad de la familia Salinas, descubre una serie de fraudes que se gestaban en las oficinas de la sucursal de Xochimilco, por lo que decide dar el reporte a los directivos de la empresa que sólo le dijeron que lo iban a checar.

Conforme pasa el tiempo, se percata de que continúan las prácticas fraudulentas por parte de algunos ejecutivos de cobranzas y de gerentes regionales, por lo que decide no continuar investigando y menos hacer las denuncias, toda vez que éstas no prosperaban, no sin antes tomar evidencia fotográfica de los fraudes, por si le llegara a pasar algo y solicitar que lo regresaran a su antiguo puesto.

Sin embargo, Iván se volvió incómodo para el gerente Daniel Benítez Calderón, quien tiene su domicilio en Valle de Chalco, estado de México, quien el 23 de marzo de este año lo envió a una supuesta capacitación a una sucursal de ese municipio.

Es en este justo momento que empieza el calvario de Iván, pues al trasladarse ese 23 de marzo al lugar a donde sería la supuesta capacitación, un sujeto se le acerca preguntándole si él era Iván y es cuando se llegan tres autos con aproximadamente 10 personas que descienden de los vehículos y lo acorralan.

Forcejean y logran subirlo a uno de los carros, despojándolo de las llaves de la moto que llevaba y del resto de sus pertenencias.

Al principio pensaba que se trataba de un secuestro por la forma en que actuaron y porque las personas que lo someten iban vestidos de civiles.

Sin embargo, grande es su sorpresa cuando se da cuenta que lo llevan al Ministerio Público de Chalco, allí mismo lo despojaron de una impresora, su teléfono, cartera con documentos y su armadura de protección para motociclista y la ropa que lo identificaba como trabajador de Banco Azteca, aún sin saber el motivo de su detención.

Las horas pasaban hasta que le notifican que está acusado de robo con violencia y portación de arma. No le permiten hacer ninguna llamada y al contrario se presentan abogados de Banco Azteca para amenazarlo y presionarlo para que se declare culpable de fraude.

Los familiares de Iván al no saber nada de él, inician la búsqueda y hasta el día siguiente -24 de marzo- su esposa recibe una grabación de un WhatsApp de teléfono desconocido, con la voz de Iván informándoles que se encontraba detenido.

Las arbitrariedades en contra de Iván continúan al no permitirle la visita de sus familiares y al solicitarle 20 mil pesos para que le dejarán ingresar medicamento porque padece de hipertensión.

Iván está acusado por un lado de robo con violencia a una supuesta señora en un lugar y hora distinta a la que se encontraba y por otra parte, abogados de Banco Azteca lo amedrentan para que “confiese” quiénes son sus cómplices en el delito de fraude.

Ahora se encuentra recluido en el penal de Chalco vinculado a proceso y en espera de su próxima audiencia. La supuesta mujer a la que asaltó no se ha presentado a las audiencias ni a la declaración de pruebas “aunque nuestro abogado solicitó que lo hiciera el juez no lo creyó necesario, él nunca ha visto a esa mujer y la supuesta arma de traía tampoco la llegó a ver ni a tocar”.

Como el caso de Iván hay muchos más que compurgan condenas o que aún esperan sentencias por delitos que no cometieron, convirtiéndolos en falsos culpables que, junto con sus familiares, mantienen la esperanza de que la LX Legislatura apruebe una Ley de Amnistía para el estado de México que sirva y que incluya la figura de falsos culpables como la que presentó del fundador de Presunción de Inocencia y Derechos Humanos, José Humbertus Pérez Espinoza.

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