viernes, abril 19, 2024

El lado positivo de la pandemia: oportunidad para reflexionar sobre la educación de calidad.

Laura Águila Franco

@laura_aguila

La experiencia generada por la pandemia de COVID-19 marco al mundo en un antes y un después, recalcando un panorama incierto en el área laboral, social, personal y educativa,  debido a la duración, persistencia y alarmante propagación del virus.

Han transcurrido 15 meses desde el inicio del confinamiento y cierre de centros escolares, y el panorama actual parece indicarnos que este continuará debido a los riesgos implícitos que conlleva una reapertura precipitada de las escuelas, por lo que la adaptación que se ha tenido como sociedad para trabajar con  estrategias y tecnologías diferentes, continuará siendo un gran desafío en todos los ámbitos, y principalmente en el educativo.

Desde el inicio de esta emergencia sanitaria, los hogares se convirtieron en espacios alternos para realizar las actividades económicas, laborales, sociales y educativas a distancia, apoyadas en los medios electrónicos y digitales, ahora a más de 460 días de iniciado el confinamiento, es conveniente realizar una evaluación de lo aprendido para poder desarrollar las estrategias que mejoren nuestro diario quehacer y calidad de vida. El ciclo escolar 2020-2021 está por concluir, y se convierte en una oportunidad  para reflexionar “más allá del COVID”, para reestructurar la educación y alcanzar el objetivo de facilitar el acceso a una educación de calidad para todos.

En estos 15 meses en particular, es imprescindible resaltar la importante labor y contribución que han realizado todos los protagonistas de la educación: alumnos, docentes, directivos, personal de apoyo y las familias, para garantizar que los estudiantes continúen con su aprendizaje durante la pandemia, así como representar el principal apoyo para la salud emocional de los alumnos, haciendo una demostración de liderazgo y capacidad de innovación, para buscar y encontrar soluciones, para enriquecer los entornos de aprendizaje.

La Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu), realizó los siguientes señalamientos en agosto de 2020, sobre los aspectos que eran importantes de cuidar para asegurar la continuidad de los aprendizajes en pandemia:

  • Atender con prioridad a quienes no tienen acceso a tecnologías de la información y la comunicación (TIC) o a servicios de telecomunicación o radiodifusión en el hogar.
  • Diversificar las alternativas de educación en línea según los dispositivos disponibles en diferentes contextos y sus condiciones de uso.
  • Promover oportunidades de formación y desarrollo profesional docente en colectivo.
  • Propiciar que las madres y los padres de familia enseñen de acuerdo con sus posibilidades: los hogares no son escuelas, las madres y los padres de familia no son docentes.
  • Promover la formación cívica y ética en casa: equidad, solidaridad, convivencia, juego y desarrollo socioemocional.
  • Garantizar la seguridad alimentaria de niñas, niños y adolescentes.
  • Prevenir el abandono escolar especialmente en los grupos en condiciones de mayor vulnerabilidad.

Lamentablemente, y aunque se realizaron esfuerzos para conseguirlos, los resultados no han sido exitosos, ya que esta crisis sanitaria lo que ha dejado en claro es la urgente transformación digital que requiere en diferentes ámbitos y principalmente en educación, promoviendo que el orden social también transforme a las industrias que ofrecen servicios para cubrir las necesidades laborales, sociales y educativas.

Por lo que en este análisis y reflexión para rediseñar a la educación, entre los desafíos a enfrentar se encuentra el poner énfasis en la calidad de vida, educando en el ahora para generar cambios en los educandos para el futuro inmediato, perfilando al estudiante para lograr los principios de equidad, justicia y seguridad, desde una perspectiva de flexibilidad.

Los centros escolares continuarán encarando el reto de mantenerse a la vanguardia, adecuando las tecnologías para personalizar la educación y así conseguir resultados favorables para los estudiantes, la tecnología en la educación, es un proceso que no tiene vuelta atrás, y en este panorama las nuevas necesidades han vuelto indispensable la transformación de la cultura educativa en constante innovación. Estos cambios se verán reflejados a su vez, en la significativa y fundamental preparación de las nuevas generaciones con las herramientas necesarias para enfrentar los futuros ámbitos laborales que les tocará vivir.

Dentro de este análisis, cabe resaltar que un gran porcentaje de docentes y directivos renunciaron a prejuicios e ideas preconcebidas y anquilosadas sobre los modelos de enseñanza, abriéndose paso para aprender nuevos modelos, estrategias y plataformas de enseñanza y aprendizaje. Se hizo conciencia de que una “clase virtual” es algo más que estar del otro lado de la pantalla tratando de explicar contenidos a un grupo de alumnos, que las clases virtuales tienen otra estructura, otra lógica, otros tiempos y otras necesidades por cubrir.

Al encontrarse alejados de la “presencialidad”, surgió la inevitable necesidad  de replantear las prácticas educativas y de socialización, para que los estudiantes lograran interactuar entre ellos, compartiendo ideas, trabajando en equipo. Directivos y docentes se dieron a la tarea de experimentar diversas formas para conseguir el diálogo y la retroalimentación con sus alumnos y entre docentes. Como parte de esta ardua labor, también se valoró que lo primordial no consistía en enviarles tareas a los alumnos y mantenerlos ocupados en casa, sino generar condiciones para invitar a los alumnos a pensar, analizar, reflexionar, debatir, aplicar e integrar los conocimientos adquiridos.

Ahora nos toca a todos como sociedad, principalmente a los responsables de las políticas educativas, enfocarnos en lo más relevante, priorizando los aprendizajes, reestructurando los planes de estudio, promover el trabajo interdisciplinario, visualizar a la educación desde una óptica integradora vinculando áreas o asignaturas, para que el retorno a las aulas se logre exitosamente con un modelo de enseñanza aprendizaje combinado o híbrido, que permita transitar de lo presencial a lo virtual y viceversa de manera fluida y amable para todos los involucrados.

Y lo más importante que esta pandemia nos está regalando es comprender que el aprendizaje memorístico debe desaparecer, los estudiantes necesitan aprender a resolver situaciones reales, a través de desarrollar sus competencias, un pensamiento crítico, creativo y cada vez más profundo, nos queda claro que la escuela necesita enseñar a pensar, porque a pensar se aprende, y ello permitirá también a los estudiantes comprender y manejar su propia autonomía.

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