La diferencia entre comprar lo que necesita y lo que no necesita y solamente le genera un pasajero placer, puede hacer la diferencia entre unas finanzas personales sanas y un desastre financiero.

Por Claudio Jaime Batlle

Como referí recientemente entre los aspectos que amenazan la economía global y en especial en México, el desequilibrio causado entre la oferta y la demanda de bienes y servicios ha generado, al igual que en otros países, un incremento notable en la inflación, a lo que los bancos centrales han respondido con alzas en sus tasas de interés a efecto de intentar contener el consumismo realizado por quienes usan su dinero y crédito por encima de sus necesidades y capacidades.

Lo anterior provocará que quienes menos ingresos perciban, enfrentaran alzas de precios que les dificultará cubrir sus necesidades, inclusive las básicas, teniendo con más frecuencia, que recurrir a los servicios y ayudas gubernamentales que proceden de la recolección de impuestos de bienes y servicios encarecidos.

Medidas como el alza de las tasas de interés solo podrán ser revertidas en la medida que la oferta y demanda de servicios se equilibre, conceptos que no del todo conocidos y menos popular difundirlos, por ejemplo: a quienes reciben dinero de terceros, refiriendo específicamente al consumo generado en México por la recepción de remesas del extranjero así como el caso de los combustibles, donde la exclusión temporal del cobro de impuestos, aun sobre el incremento a los precios mundiales del petróleo, provocará un boquete fiscal con efectos entre el mediano y largo plazo que, una vez más afectará la capacidad de la administración pública de proporcionar servicios suficientes y de calidad tales como salud, seguridad y educación entre otros.

Otro de los aspectos relevantes de este fenómeno refiere al compromiso de los recursos naturales y de economías estables en el mediano y largo plazo, ya que este desequilibrio comercial entre la oferta y demanda provoca que el riesgo de un desabasto parcial o generalizado suceda.

Uno de los aspectos a subrayar del consumismo es la sobre clasificación de bienes no esenciales que generalmente se ofrecen como versiones “mejoradas” de los bienes básicos. Ubicando en esta categoría: alimentos, ropa, habitación, servicios, información, comunicación y entretenimiento.

Para evitar ser objeto de este fenómeno socioeconómico le resultará muy útil conocer dos conceptos: No compre lo que no necesita y no gaste más de lo que gana.

Para distinguir el primero, No compre lo que no necesita, diferenciar como idealmente sucede el proceso de una compra podría ayudarle a decidir.

 En cuanto al segundo concepto, No gaste más de lo que gana, considere lo siguiente:

Consumos dentro de su presupuesto.

Esta regla se rompe cuando usted hace uso de su tarjeta de crédito para cubrir gastos cotidianos como el pago de la renta, la luz, el agua o la despensa, va a restaurantes y de vacaciones pagando con la tarjeta de crédito y al día del corte no cubre el total del saldo, lo que le genera intereses que se suman a la deuda acumulada.

CONSIDERE LOS PRÓXIMOS PERIODOS VACACIONES DE ESTE AÑO, AHORRAR LE DARÁ MÁS TRANQUILIDAD QUE COMPROMETER SU ESTABILIDAD FINANCIERA.

El estilo de vida compro a crédito y luego veo como pago, normalmente genera “bolas de nieve” que van creciendo conforme aumenta su deuda, si no aplica soluciones oportunas para dejar de endeudarse, tales como empezar a pagar y cambiar el modo de consumos, esas “bolas de nieve” terminan en avalanchas que se llevan bienes embargados o en el peor de los casos la libertad del endeudado.

Conocer su límite de crédito.

Considere muy meticulosamente qué porcentaje de sus ingresos puede destinar al pago de las cuotas de sus deudas (todas) para no endeudarse por encima de sus posibilidades.

Analice cuál es el total por el que se puede endeudar para realizar puntualmente sus pagos. Como consejo sugiero que ese pago no pase del 5% de sus ingresos netos.

Y no lo olvide, no compre lo que no necesita ni gaste más de lo que gana.