Por Rubén Islas
Está por cumplirse el primer año de gobierno de la maestra Delfina Gómez, los retos que debe abordar con la prontitud de cinco años restantes son inmensos, en particular la formación de una administración pública comprometida con los principios y programas de la cuarta transformación.
Para nadie es un secreto que el Partido Revolucionario Institucional en el Estado de México conformó la mayor burocracia política de los Estados de la Federación. Burocracia formada en el patrimonialismo y la corrupción, un gobierno que duró en manos de una misma clase política por más de 90 años y que destinó todas las estrategias posibles para mantener la unidad del poder político con el poder económico.
El mayor déficit de la cuarta transformación, léase MORENA, en el Estado de México es no contar con una clase política consolidada y una nueva burocracia de especialistas que se atrevan a la innovación del Gobierno, hacer que efectivamente la cuarta transformación transforme y no sea un simple y conservador reciclaje burocrático con paso inercial.
El primer año de gobierno de la maestra Delfina Gómez ha cumplido con la construcción de los cimientos de un nuevo estilo de gobernar, un hacer político desde la sencillez y el peso moral que nos ofrece a los mexiquenses nuestra profesora-gobernadora que dista mucho de ese viejo y rancio estilo toluco-priista, de esos políticos formados por Hank González y multiplicados por la dinastía del Mazo. Ella se enfrenta al mayor de los retos en beneficio de los habitantes del Estado de México, evitar la formación de nuevas dinastías y romper definitivamente con la imperante política aldeana.
El ejemplo del presidente López Obrador es fundamental en la ruta de ruptura con la tradición priista-burocrática y en la formación de nuevas instituciones en favor de los pobres, particularmente porque nuestro estado es el mejor ejemplo de una burocracia y una clase política corruptamente rica, concentrada en su capital, y un pueblo pobre, particularmente en el oriente y sur del Estado.
Ya se han dado los primeros pasos a partir de un plan de gobierno con un sentido humanista, pero es más que necesaria la construcción de nuevas instituciones desde un nuevo orden jurídico-constitucional. Hoy más que nunca es necesaria la mujer gobernadora revolucionaria que ponga fin a la Constitución y a las leyes del imperio priista, para instituir una Constitución y un sistema jurídico-político del pueblo mexiquense, un cambio de paradigma y un real cambio generacional.