El partido Verde arrastra tras de sí una serie de propuestas además de inviables y de risa, un tanto absurdas e irreverentes.

Por: Alejandro Martínez

La semana pasada analizaba un poco acerca de la alianza Va por México y sus deficiencias de origen y a lo largo de su desarrollo de cara a la elección de 2024, tenemos ya dos claros contendientes por parte de la alianza, por un lado, tenemos a Ricardo Anaya del PAN, que emprendió ya su gira del reconocimiento por algunos municipios de la República, y por el otro lado el presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, son hasta ahora los más sonados, seguidos de un par más que sin duda dejarán muchos de que hablar, y que en su momento hablaré de ellos, pero del lado de la coalición Juntos Haremos o Hacemos Historia tenemos un panorama aún peor.

Por tanto, estoy obligado a analizar una de las coaliciones más polémicas y débiles de nuestros tiempos, y digo esto porque la alianza PAN, PRI y PRD era esperada, movida por el interés de conquistar una vez más el poder y de no seguir perdiendo privilegios; sin embargo, la alianza de Morena, PT y Partido Verde, nos dejan pensando ¿para dónde van? Iniciemos con la histórica relación de esa izquierda radical y rancia del Partido del Trabajo con López Obrador, lo apoyan desde su campaña en 2006 y en la del 2012 y jamás se separaron de él para la de 2018 su alianza es histórica y de lealtades más que fuerte y comprometida con un cambio verdadero.

Ahora se presenta un inconveniente con esta alianza, el PT se debate entre continuar con el partido Morena o lanzar a su candidato propio, ese que vocifere las verdades de los políticos y que no le importe ensuciarse sus guayaberas, Fernández Noroña es ese político golpista y actor, que cuando entra en papel nadie lo saca de su escena de defensor de la clase baja. Pero ¿qué tan viable es para ser un candidato serio? ¿podríamos tomarlo con seriedad pese a sus arrebatos de ira o locura? ¿deberíamos temerle a qué se convierta en ese Maduro mexicano o solo es un riesgo menor? Solo el tiempo lo dirá.

La alianza tiene un eslabón débil o más bien podrido, ese que apesta a desecho o aquello que ya murió pero que nos negamos a sacarlo de nuestras vidas por el cariño tan enfermo que tenemos de acumular basura, si, hablo del Verde ecologista de México, ese partido que ningún partido Verde del mundo lo acepta y que lo desprecia, no por ser dirigido por líderes corrupto, no, sino por su incongruencia con los principios de un verdadero partido Verde, ese defensor de la vida y de causas justas.

El partido Verde arrastra tras de sí una serie de propuestas además de inviables y de risa, un tanto absurdas e irreverentes, pero también trae tras de si es fama de ser el que salta del barco antes de que se hunda, paso con el PRI cuando perdió en 2018 la presidencial, rápidamente cambio sus votos en las cámaras de Diputados y Senadores a él lado de Morena, ese que podía darle espacios de incidencia y que le traería beneficios en el futuro, y lo vimos en estas pasadas elecciones del 6 de junio, donde obtuvo una gubernatura, gracias a que desde el gobierno federal y la sede del partido Morena operaron para que éste ganará San Luis Potosí.

Morena de cara al 2024 debe pensar a quien quiere de compadre para contender junto a él por la presidencia de México, en 2018 su alianza con el Partido Encuentro Social (PES) resultó controversial por no decir nauseabunda, ahora para 2024 no podrá gozar de ese aliado pues perdió el registro tras no alcanzar el 3% de la votación requerida para mantenerlo; el Verde se perfila para ser ese nuevos compadre que lo apoye y ayude a mantener el poder y el control de ambas cámaras del congreso de la Unión.

Solo queda recordarles a las dirigencias de morena en los estados y la Nacional que el Verde no es precisamente ese aliado o amigo del que uno se debe fiar, pues así como abandonó al PAN tras la elección del 2000 e irse con el PRI y recuperar la presidencia en 2012, podría cambiar su lealtad dependiendo quien lo salve de su obscuro pasado y más aún su incierto futuro.