jueves, marzo 28, 2024

La gente se está acostando y levantando mucho más tarde de lo que habitualmente acostumbraba y con ello modifica la ingesta de alimentos.

El confinamiento a causa de la pandemia por Covid-19 ha llevado a vivir nuevos retos. No es extraño que las personas experimenten momentos de depresión, tristeza, enojo, incertidumbre y estrés, los cuales tienen una repercusión en la cantidad de horas que dormimos y la calidad de nuestro sueño.

El doctor Ulises Jiménez Correa, investigador de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina de la UNAM; junto con el doctor Hernán Marín, de Colombia; la doctora Liliana Estrada, de Costa Rica, y el doctor Fabio García García, de la Universidad Veracruzana, llevaron a cabo un proyecto de investigación enfocado en identificar qué está pasando con el sueño de las personas durante la cuarentena.

La investigación se llevó a cabo entre el 4 de abril y el 22 junio de 2020. Primero realizaron un cuestionario de 60 preguntas a más de 5 mil personas, centrado en tres aspectos en particular.

El primero fue identificar cuáles son los hábitos de sueño que las personas están teniendo durante la pandemia. El segundo consistió en conocer cuáles son los síntomas de trastornos de sueño que se están presentando en la etapa de confinamiento. Y el tercero se enfocó en estudiar la calidad del sueño según los espacios en donde se vive la cuarentena y el número de personas con quienes vive.

“Integramos el cuestionario, se piloteó y una vez que todos estuvimos de acuerdo, se diseñó en una plataforma de Google y se divulgó por todos los medios: WhatsApp, ligas de Facebook, entrevistas en televisión, en radio, en medios universitarios, etcétera”, explica el doctor Jiménez.

Más de 5 mil personas de 27 países de Latinoamérica participaron en este estudio. Las muestras más representativas se obtuvieron de Argentina, Colombia, Costa Rica y México. El rango de edad fue de 18 a 82 años, aunque hubo niños entre 12 a 17 años que también lo contestaron. El promedio de edad fue de 39 años.

RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN

El doctor Jiménez Correa señala que entre los resultados encontraron que la gente se está acostando y levantando mucho más tarde de lo que habitualmente lo hacía. Como consecuencia, se están atrasando los horarios para el consumo de alimentos a lo largo del día.

El investigador comenta que eso se conoce como fase atrasado del sueño, que es un trastorno del dormir que tiene que ver con que la gente está perdiendo la sincronización de sueño con la noche y la vigilia con el día.

Otro dato es que las personas han incrementado el tiempo en que ocupan la recámara para usar dispositivos electrónicos, para consumir alimentos, para fumar y para tomar bebidas alcohólicas. Esto puede llevar a que se alteren los horarios de sueño.

El haber incrementado de manera importante el uso de computadoras y celulares ya sea para trabajar o por entretenimiento, sobre todo en las noches, provoca que haya una mayor estimulación luminosa que otorgan estos aparatos, mermando la calidad del sueño.

35% de los encuestados reconoció que ha disminuido su tiempo de hacer ejercicio, lo cual también repercute en su calidad de sueño.

También identificaron que quienes ya consumían drogas han incrementado su consumo, lo cual deteriora la calidad en el sueño. Asimismo, durante la cuarentena aumentó el consumo de medicamentos de uso hiptónico, los cuales son utilizados para combatir el insomnio.

Los encuestados también reportaron que sufren un poco más de pesadillas y de parálisis del sueño, lo cual tiene que ver principalmente con problemas de ansiedad por estar en cuarentena, refiere el investigador.

Uno de los resultados que no esperaban es el hecho de que ha incrementado la sintomatología del ronquido. Los encuestados reportaron que sentían que estaban roncando más de lo habitual.

“Pienso que, al estar restringidos de movimiento, al haber dejado de hacer ejercicio y estar encerrados en casa o en el departamento, podríamos estar subiendo de peso y esto sí está reportado que tiene que ver con esa sintomatología del ronquido”, refiere el doctor.

VIVIR EL CONFINAMIENTO

Existen dos dimensiones para estudiar el sueño. Una se llama tiempo subjetivo de sueño, es decir, cuánto pensamos que dormimos en una noche. Y la segunda es calidad subjetiva de sueño: qué tan bien sentimos que dormimos para estar descansados al día siguiente, tranquilos y con energía suficiente.

En este estudio observaron que la gente que estaba pasando la cuarentena en condiciones de soledad tenían una disminución significativa en cuanto al tiempo subjetivo del sueño, es decir, son los que reportaron que dormían menos. Y, por el contrario, quienes dijeron que tenían peor calidad de sueño, fueron quienes estaban pasando la cuarentena con una mayor cantidad de personas.

Para esta investigación se analizó el tamaño del espacio en donde se está pasando el confinamiento: los encuestados que viven en espacios mayores a 200 m2 dicen que duermen más, no tienen dificultad para levantarse, y tienen menos días con cansancio y somnolencia diurna. En contraste, quienes viven en espacios pequeños, menores de 50 m2, sí han experimentado un impacto en la calidad del sueño.

En conclusión, el doctor Ulises Jiménez refiere que ha habido una alta prevalencia de hábitos disfuncionales de trastornos de sueño durante la pandemia, por lo que a partir de esta investigación se propone que se debe generar información y difundirla de manera masiva para que la gente empiece a adoptar mejores hábitos de sueño, ya que una vez que acabe la pandemia tendremos que retomar muchas de las actividades que hemos dejado de hacer.

Otra propuesta es la necesidad de implementar la atención con video llamadas para personas que están teniendo problemas de sueño.

En el caso de México, la Clínica de Trastornos de Sueño de la UNAM tuvo que cerrar temporalmente debido a que se ubica dentro del Hospital General de México, el cual está enfocado en estos momentos en la atención de pacientes con COVID-19, por lo que por el momento ofrecen la teleconsulta o consulta con video llamadas.

 “Tener síntomas de trastornos del sueño deteriora la calidad de vida de quien lo está sufriendo, porque dormir mal es algo que va a impactar de manera negativa en su salud física y mental.”

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