jueves, marzo 28, 2024

Mónica Lavín presentó el libro Sor Juana en la cocina, en el marco de la Feria Internacional del Libro Estado de México 2021 (FILEM).

Cada cocina es una microhistoria, un catálogo y un acercamiento a la evolución de la gastronomía mexicana, aseguró la escritora Mónica Lavín, al presentar el libro “Sor Juana en la cocina”, en el marco de la Feria Internacional del Libro Estado de México 2021 (FILEM).

A través del perfil de Facebook de la Secretaría de Difusión Cultural de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), explicó que este libro recopila casi 40 recetas que se seguían en el Convento de San Jerónimo de la Ciudad de México durante el siglo XVII y que son atribuidas a Sor Juana Inés de la Cruz.

Cada una, subrayó, cuenta con la versión original y con una transcripción a medidas y maneras contemporáneas de cocción. Indicó que los recetarios se relacionan con formas de conservar y momentos particulares de la vida y del lenguaje que se utilizaba en un periodo en específico.

Asimismo, aseveró que los recetarios dan la posibilidad de sorprenderse por la historia y el sentido de las palabras, los sabores y la practicidad de poder recrear alimentos variados.

Explicó que este libro surgió luego de conocer a la historiadora Ana Benítez -coautora del volumen- en un viaje que realizaron con varios periodistas gastronómicos por Canadá. “Me alegro que el libro esté nuevamente en circulación porque Ana falleció y su legado es importante en la investigación sobre la gastronomía mexicana”.

Mencionó que Benítez halló en el convento de San Jerónimo un recetario atribuido a Sor Juana y le pidió a Mónica Lavín escribir un ensayo acerca de él. Refirió que, además de comida, se encuentran aspectos de la vida cotidiana de este convento, donde la poeta estuvo recluida 25 años de su vida.

Afirmó que el recetario es una oportunidad de adentrarse a la vida cotidiana de Sor Juana y lo que probó desde niña. “Estamos hechos de aquello que nos dieron de comer en nuestras casas en la infancia. La cocina es parte de la herencia familiar y de la región donde vives”.

Mónica Lavín explicó que en los conventos se daban clases, se hacían manjares para regalar a los virreyes y dulces para vender. “La dulcería regional que conocemos nació en estos espacios”, finalizó.

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