lunes, mayo 13, 2024
Margarita Hernández Flores, ícono del deporte en la UAEMéx

Por segunda ocasión, la deportista universitaria representará a nuestro país en unos Juegos Olímpicos, en Paris 2024.

A los 19 años de edad, el atletismo sacudió la vida de Margarita Hernández Flores, deportista de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) que por segunda ocasión representará, en la prueba de maratón, a nuestro país en unos Juegos Olímpicos, en Paris 2024, y que en ese entonces tenía el sueño de ser jueza en el Tribunal Superior de Justicia del Estado de México.

“Ese era mi sueño cuando empecé a estudiar Derecho y trabajaba en ello. Ahí hice mis prácticas profesionales, en el área de amparos, y estaba muy a gusto; sin embargo, el deporte dio un giro de 360 grados a mi vida”, confesó la originaria de San Andrés Cuexcontitlán, municipio de Toluca, Estado de México.

El pasado 3 de diciembre, el día de su cumpleaños número 38, Mago o Maguito, como la conoce la comunidad universitaria, consiguió su clasificación a Paris 2024, con un tiempo de 2:25.54 en el Maratón de Valencia.

Margarita Hernández Flores se considera una amante del deporte. “Si pudiera practicarlos todos, lo haría con mucho gusto”, dijo. También considera que es sumamente cumplida, ordenada y disciplinada.

Es Licenciada en Derecho, Maestra en Gestión Organizacional, Especialista en Género, Violencia y Políticas Públicas por la UAEMéx y maestrante en Ciencias Aplicadas al Deporte por la Universidad Anáhuac.

Su tesis de licenciatura fue la base para el reconocimiento de la cultura física y el deporte universitario como un derecho en la Universidad Autónoma del Estado de México.

Desde 2016 forma parte de la Dirección del Deporte Universitario de la UAEMéx, realizando trabajo administrativo, y apoya, en la parte técnica, al entrenador universitario de atletismo José Socorro Neri Valenzuela.

EN SU INFANCIA NACIÓ LA PASIÓN POR EL DEPORTE

Mago refirió que fue durante la niñez cuando nació su pasión por el deporte. “Mi infancia fue divertida, maravillosa, fantástica. Vivía en una zona rural y tenía mucho campo para jugar y correr con mis hermanos, para andar en bicicleta, jugar a los ponchados, trepar árboles y saltar la cuerda”.

Relató que en la primaria competía en eventos de saltar la cuerda y en la secundaria se involucró con la práctica del basquetbol, el fútbol y el voleibol. Todos los días practicaba algún deporte como parte de una necesidad física y emocional.

 “Esas fueron mis bases y cuando me integré a la práctica del atletismo me resultó muy fácil, ya que además siempre fui muy competitiva. Desarrollé capacidades muy rápido y no me costó trabajo adaptarme a la disciplina que me exigió la práctica de este deporte”, dijo.

Desde que estudiaba la secundaria trabajaba y dividía sus tiempos entre el estudio y el trabajo. Trabajó en una zapatería, en una cafetería y en una maquiladora de peluches, pegando ojitos a los ositos.

Cuando tenía 19 años la invitaron a participar en una carrera organizada por el Gobierno del Estado de México, en Valle de Bravo, y cuya inscripción era gratis. Recordó que a pesar de haber participado con unos tenis que no eran adecuados para correr, ganó el primer lugar de su categoría y un premio en efectivo.

Entonces, afirmó, empecé a investigar sobre el sistema competitivo del atletismo y me di cuenta que podrían pagarme por hacer algo que me había gustado, así que dejé de trabajar y me puse a buscar entrenador.

Así fue como llegó a la Universidad Autónoma del Estado de México, con el entrenador José Socorro Neri Valenzuela, con quien, por allá de 2004, inició su preparación en el atletismo.

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