domingo, abril 28, 2024

Con decisiones personales se pulverizan centros culturales del Edoméx.

Con ocurrencias y ajustes que solo satisfacen una visión personal, pero que están lejos de responder a una política cultural como la que requiere el Estado de México, su población y sus creadores, es como Marcela González Salas ha actuado al frente de la Secretaría de Cultura, denunciaron los promotores culturales Patricia Maawad y Porfirio Hernández. Ambos criticaron la reciente desaparición del Centro Regional de Cultura de Toluca.

En entrevista para COMUNICADORESMX, el también escritor precisó que con determinaciones tomadas desde el escritorio se ha perdido de vista “el gran contexto en el que se desenvuelve la cultura”.

Agregó que ejercer un puesto público implica saber sumar: “Se debe tener la voluntad de integrar, tener una visión amplia de la realidad y no centrarse en decisiones personales porque eso, a la larga, va a tener consecuencias negativas para la función pública que estás desempeñando”.

Sin embargo, señaló que la actuación de González Salas en contra del quehacer cultural de la entidad no es nuevo. 20 años atrás, cuando fue titular de lo que era el Instituto Mexiquense de Cultura, tomó la decisión de entregar a las administraciones municipales 106 casas de cultura, lo que provocó la “pulverización” de estos centros culturales.

Ahora la desaparición del Centro Regional de Cultura de la capital mexiquense parece ser continuación de una errática política en materia cultural, al pretender incluso desaparecer su archivo con más de 35 años de historia, aunado a las afectaciones que su cierre implica para la población en general que usaba sus servicios y para los propios talleristas, entre otros perjudicados.

Patricia Maawad declaró al respecto que Marcela González tardó ¡tres años! en darse cuenta que la ubicación de ese Centro Regional en las instalaciones del Parque Metropolitano no era el adecuado y por eso decidió desmantelarlo, luego de haber permanecido allí las dos administraciones anteriores, y es hasta ahora que deciden quitarlo.

A esas “fechorías” culturales como las llamaron, se suman otras acciones que han afectado a la comunidad cultural mexiquense, como el retiro de los nombres a los museos, la desaparición de certámenes literarios de gran proyección, incluso internacional como el de literatura Sor Juana Inés de la Cruz, convocatorias y premios que ya tenían una tradición entre los artistas mexiquenses.

La Convocatoria Focaem, la famosa revista “Castálida”, los domingos culturales, las bibliotecas digitales, los premios Pacmyc, el coro polifónico, el grupo de ballet clásico y el Archivo Histórico de la Casa de Cultura o Centro Regional Cultura, son otras tantas actividades que resultaron afectadas.

Maawad criticó además, la reciente destrucción de los judas, piezas artesanales que participaron en la edición de este año del concurso de quema de judas. Recordó que este certamen surgió a iniciativa del finado maestro Luis Nishizawa en 1993 y desde entonces se había convertido en toda una tradición.

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